Poeta, rockero y ahora ministro
Caamaño hace amistades con la misma facilidad que negocia asuntos espinosos
NATALIA JUNQUERA - Cee - 01/03/2009
Francisco Caamaño recibió la noticia de que era el nuevo ministro de Justicia en chanclas y pantalón corto, a punto de darse un paseo en su barco por la ría de Corcubión (A Coruña), en la Costa da Morte. Xan García, secretario de Neria, asociación que promociona la comarca, casi se estampa con el coche cuando dos horas después de haberle visto vestido para navegar escuchó por la radio que a su amigo lo habían hecho ministro.
Trayectoria
Francisco Caamaño Domínguez
A FONDO
Nacimiento: 08-01-1963
Lugar:Cee
Le apasionan el mar y la poesía. Se escapa a navegar siempre que puede
La noticia corrió como la pólvora en Cee, el pueblo de Caamaño, donde ya piensan en homenajes. En la Costa da Morte no están acostumbrados a las buenas noticias. Es la tierra del chapapote, del narcotráfico, de marineros en paro que se ahogan en los bares y mujeres que se esfuerzan por enamorarse del desconocido que llamó un día a la puerta diciendo que es su marido después de una vida entera de emigrante. Exageran, pero algunos paisanos comentan que lo último bueno por lo que se había hablado bien de su tierra es por haber parido al inventor del futbolín, Alejandro Fisterra (1919). Ahora tienen a un vecino ministro de Justicia y están convencidos de que será el próximo presidente del Gobierno. "Que tiemble Zapatero", dicen.
"No vas a encontrar a nadie que hable mal de Fran. Como no sea su mujer...", bromeaba Amancia Trillo, vicealcaldesa de Cee (PSOE). Lo dijo por la mañana y por la noche era una profecía cumplida. Ni en su pueblo, ni en Madrid, ni en Cataluña; ni preguntando a las filas enemigas, al PP, a los nacionalistas... le pusieron un pero. Y todos, amigos, vecinos, parientes y políticos, como si les hubieran reunido en una habitación para pactar un guión de respuestas, repitieron: "Es sencillo y humilde". Muchos de los que conocían también a su predecesor, Mariano Fernández Bermejo, añadieron que no se parecen nada. "Tiene un perfil mucho más adecuado para el puesto. Es un especialista de la negociación con gran capacidad de diálogo. Su nombramiento es una buena noticia", afirma Gabriel Elorriaga (PP).
Bermejo y Caamaño tienen una afición común y no es la caza. Es el rock. "Su grupo se llamaba Asixo, como su barco. Él tocaba el bajo. Éramos bastante malos, aún estábamos en el instituto", recuerda Ramón Rey, compañero de estudios - "desde parvulitos a la facultad"-, de piso -"hasta que en tercero de carrera se casó con Mercedes"- y de grupo musical. Ensayaban en el bajo de su casa, al lado del despacho del padre de Caamaño, también abogado, que el pasado lunes, aquejado de una grave enfermedad, recibió la mejor noticia en el peor sitio, un hospital. Asixo sólo dio un concierto, pero en Cee aún lo recuerdan. "En la plaza de la Constitución, el 17 de marzo de 1982, día de Las Letras Gallegas. Versionaron a Led Zeppelin y Deep Purple", recuerda el dueño de Casa Lestón, el restaurante donde Caamaño cenó 24 horas antes del nombramiento un revuelto de erizos. Ramón Rey recuerda que en Santiago, en el piso de estudiantes, tocaban para los amigos. "Nos pasamos a la canción protesta. Fran componía las letras. Una la tituló María libertad. Le gustaba mucho la poesía. En el instituto ganó varios certámenes. Era El Poeta".
El alcalde de Cee, Ramón Vigo (independiente) aclara: "No era el típico empollón. Era un niño de pueblo, amigo de sus amigos, que jugaba al fútbol en el Lucero, el equipo de su barrio. Es fan del Depor. Tiene un hermano de la misma edad -como sólo se llevan 10 meses iban al mismo curso- y otros dos más pequeños. Y ya de niño le apasionaba el mar".
El pasado verano, Caamaño alquiló un velero con su mujer y unos amigos para recorrer la costa de Croacia. "Si no fuera ministro, sería capitán de marina mercante", opina un viejo marinero que le cuida el barco. "Siempre que viene, lo saca. Si pesca, está muy concentrado y casi no habla. Si no, hablamos de barcos y de fútbol. Nunca de política".
Antonio López, compañero de facultad en Santiago y de recogida de setas cuando tercia, no recuerda ninguna conversación en la que Caamaño le hablara de aspiraciones políticas. "Fran no buscaba la política, la política le encontró a él", asegura.
Joan Ridao (ERC) recuerda de la negociación del Estatuto de Cataluña: "Tiene una capacidad de trabajo apabullante. Me llamaba a cualquier hora de la noche para comentar algo. Se peleó mucho porque esto saliera. Es un ejemplar único de federalismo en el socialismo ibérico. Llegamos a identificarnos tanto que un día llegué a Moncloa ¡y llevábamos el mismo traje!". También se deshace en elogios la persona que mejor le conoce en el Gobierno, la vicepresidenta. "He hablado mucho de Fran con el presidente en los últimos años. Era el mejor candidato para ocupar una cartera tan difícil. Porque tiene una habilidad especial para buscar el acuerdo, para encontrar soluciones. Tiene una inteligencia muy creativa, es un jurista extraordinario y gran conversador. En los últimos años hemos tenido una convivencia muy intensa y nos hemos hecho amigos. Eso no siempre pasa en el trabajo", afirma De la Vega.
No era afiliado del PSOE cuando lo nombraron secretario de Estado, en 2004. Algunos amigos de la Xunta le esperaban en Galicia. El propio presidente Touriño le había guardado un puesto. Su mujer y sus dos hijas viven en una aldea cerca de Santiago, en una casa antigua que tardó dos años en rehabilitar. "Él es muy de aquí", explica el secretario de Neria, asociación que el año pasado le regaló un faro de plata por recibirles siempre que quisieron en La Moncloa y cogerles el teléfono "incluso en medio de un Estatut". Caamaño recogió aquel premio con la misma corbata con la que el martes prometió el cargo. "Él es un ministro sin corbata, y no va a cambiar", añade García.
"No tengo miedo a que lo estropeen en Madrid. Es Fran el que va a arreglar a los madrileños", zanja muy serio el hombre con el que comparte silencios en la ría de Corcubión.
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